El verdadero poder de la meditación no está en el método.

Está en cambiar nuestra perspectiva. En el budismo Mahayana, llamamos a esto «la vista». La vista no es una técnica. Es cómo nos vemos y cómo nos relacionamos con nuestros propios pensamientos y emociones. Sin un cambio en nuestra opinión, incluso las técnicas de meditación más poderosas reforzarán los viejos patrones y hábitos.
La visión esencial de la naturaleza de Buda es tan profunda como simple: eres perfecto, tal como eres, en este mismo momento.
El problema con esta vista es que no nos parece real. Centrándonos en las negatividades que oscurecen nuestra naturaleza de Buda, parece que no podemos experimentarlo por nosotros mismos.
Si no cuestionamos esta suposición, la meditación puede convertirse fácilmente en una forma sutil de agresión. Podríamos tener éxito en calmar las aguas turbulentas de la mente por unos momentos fugaces, pero terminaremos reforzando el viejo hábito de ver solo nuestros defectos. Al igual que todo lo demás en la vida, no importa lo que hagamos y no importa cuánto lo intentemos, siempre habrá otra colina para escalar.
Naturaleza de Buda no es una mejor manera de jugar el mismo juego de siempre. Es un juego completamente diferente. El principio de la naturaleza de Buda nos invita a explorar nuestra experiencia de una manera nueva, no con el objetivo de corregir lo que está mal, sino notando lo que siempre ha estado bien.
Yongey Mingyur Rinpoche

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