FUKANZAZENGI

1. La Vía es fundamentalmente perfecta. Lo penetra todo. ¿Cómo podría depender de la práctica y la realización? El vehículo original del Dharma es libre y está desprovisto de trabas. ¿Para qué es necesario el esfuerzo concentrado de los seres humanos? En verdad el Gran Cuerpo está más allá del polvo del mundo. ¿Quién podría creer que existe un método para limpiarlo? El gran todo ni está separado, ni es distinto de esto, siempre está ahí donde estamos, siempre es exactamente lo que es, entonces, ¿para qué ir aquí o allá a practicar?

2. Sin embargo, si se crea una mínima separación, por ínfima que sea, la Vía permanece tan alejada como el cielo de la tierra. Si manifestamos la menor preferencia o aversión, la mente se pierde en la confusión. Imaginad una persona que se vanagloria de comprender y se hace ilusiones sobre su propio despertar entreviendo la sabiduría que todo lo penetra, que unifica la Vía y clarifica el espíritu y hace nacer en ella el deseo de escalar el mismo cielo. Ha iniciado la exploración inicial y limitada de las zonas fronterizas, pero su acción todavía es insuficiente en la Vía viva de la emancipación absoluta.

3. ¿Es necesario que hable del Buddha que estaba en posesión del conocimiento innato? Todavía sentimos la influencia de los seis años que vivió sentado en loto en una inmovilidad total. ¿Y Bodhidharma, cuya transmisión del sello del  espíritu llega hasta nuestros días, y, con él, el recuerdo de los nueve años que estuvo meditando frente a la pared? Así eran los santos del pasado, ¿por qué no deberíamos hacerlo la gente de hoy en día?

4. Para ello abandonad las prácticas basadas en la comprensión intelectual, dejad de correr tras las palabras y de seguirlas al pie de la letra. Volvéos hacia adentro, dirigid vuestra luz hacia el interior para iluminar vuestra verdadera naturaleza. Cuerpo y mente desaparecerán por ellos mismos y se manifestará vuestro rostro original. Si queréis alcanzar el despertar, debéis practicar el despertar sin tardar.

5. Para zazén conviene un espacio silencioso. Comed y bebed con sobriedad. Abandonad todo compromiso y dejad cualquier preocupación. No penséis que “esto está bien o esto está mal”. No toméis partido a favor o en contra. Detened el funcionamiento de la mente consciente. No juzguéis ni os apeguéis a vuestros pensamientos ni a vuestras perspectivas. No tengáis ningún deseo de llegar a ser Buddha. Zazén no está limitado a la posición sedente o acostada.

6. En el lugar donde habitualmente os sentáis, extended una gruesa estera sobre el suelo y colocad sobre ella un cojín. Podéis sentaros en la postura del loto o del medio loto. Para el loto situad primero el pie derecho sobre el muslo izquierdo y luego el pie izquierdo sobre el muslo derecho. Para la postura de medio loto simplemente colocad el pie izquierdo sobre el muslo derecho. Utilizad ropa amplia, aflojadla, así como el cinturón y ordenadla con cuidado. Seguidamente colocad la mano izquierda sobre la mano derecha (ambas mirando al cielo), y apoyadlas sobre el pie izquierdo. Las puntas de los pulgares se tocan. Sentáos bien erguidos, en la correcta actitud corporal, sin inclinaros a la derecha ni a la izquierda, ni hacia adelante ni hacia atrás. Aseguráos de que las orejas están en la misma línea horizontal que los hombros y la nariz alineada verticalmente con el ombligo. Situad la lengua contra el paladar, la boca está cerrada y los dientes en contacto. Los ojos deben permanecer siempre abiertos. La respiración debe hacerse suavemente por la nariz.

7. Una vez os hayáis colocado en la postura física correcta, respirad profundamente una vez, inspirando y espirando. Inclinad el cuerpo en un pequeño vaivén a derecha e izquierda e inmovilizáos después en una posición sedente estable. Pensad desde el fondo del no-pensamiento. ¿Cómo se piensa desde el fondo del no-pensamiento? Más allá del pensamiento (hishiryo). Este es en sí el arte esencial del zazén.

8. El zazén del que yo hablo no es el aprendizaje de la meditación. Es el dharma de la paz y la felicidad. La práctica-realización de un despertar perfecto. Zazén es la manifestación de la última realidad, más allá de cualquier engaño. Las trampas y redes nunca podrán alcanzarlo. Una vez que hayáis asido su corazón, seréis parecidos al dragón cuando se sumerge en el agua o al tigre cuando penetra en la montaña. Hay que saber que en este momento preciso (cuando se practica zazén) el verdadero dharma se manifiesta y que, desde el principio, apartamos la somnolencia y la distracción.

9. Cuando os levantéis no lo hagáis de repente, precipitadamente ni con brusquedad, movéos de modo gradual, suavemente, sin prisas. Cuando echamos una mirada al pasado nos damos cuenta de que trascender a la vez la iluminación y la no-iluminación, de que morir sentados o de pie, han dependido siempre del vigor de zazén.

10. ¿Y el abrirse al Despertar en la ocasión que ofrece el levantar un dedo, una bandera, una aguja o un mazo? ¿Y la realización gracias a un espantamoscas, un puñetazo, un bastonazo o un grito? Este Despertar nunca se ha podido captar totalmente a través del pensamiento dualista del ser humano. Tampoco puede ser conocida esta verdad por la práctica de poderes sobrenaturales. La experiencia del Despertar está más allá de lo que el ser humano ve y oye, por tanto más allá de nuestras percepciones. ¿No es acaso un principio anterior al conocimiento y a las percepciones?

11. Dicho esto, poco importa que uno sea más o menos inteligente. No hay diferencia entre el tonto y el avispado. La concentración de tu esfuerzo con una única intención es lo que constituye en sí la práctica de la Vía. La práctica-realización es pura por naturaleza y avanzar es cuestión de asiduidad.

12. En el conjunto de este mundo y de los otros, a la vez en India y en China, se respeta el Sello de Buddha. Aunque cada escuela tenga su estilo de enseñanza, todas se consagran a zazén en una postura resueltamente estable. Aunque se diga que hay tantos espíritus como seres humanos, practicando zazén todos siguen la Vía de la misma manera. ¿Por qué abandonar el asiento que os está reservado en casa para errar en las tierras polvorientas de otros reinos? La Vía está bajo nuestros pies, un solo paso en falso y te apartarás de la Vía claramente trazada ante ti.

13. Habéis tenido la suerte única de tomar forma humana, no perdáis vuestro tiempo, contribuid a la obra esencial de la Vía del Buddha. ¿Quién desearía un placer vano tan fugaz como la chispa que brota del sílex?

14. Forma y sustancia son como el rocío sobre la hierba; el destino es parecido a un relámpago, en un instante se desvanece. Os lo ruego, honorables discípulos del zen, desde hace mucho tiempo estáis acostumbrados a tantear al elefante en la oscuridad ¡No temáis ahora al verdadero dragón! Consagrad vuestra energía a la Vía que muestra lo Absoluto sin rodeos.

15. Respetad a las personas realizadas que han trascendido las acciones voluntaristas, armonizáos con la iluminación de los Buddhas, sucededlos en el samadhi de los patriarcas. Actuad así y seréis como ellos son. Vuestra cámara del tesoro se abrirá por sí sola, y podréis usarlo libremente como mejor os parezca.

Dogen Zenji (1200-1254)

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