Naturalidad

Momento tras momento, todo el mundo emerge de la nada. Esta es la verdadera alegría de la vida.

La idea de la naturalidad suele comprenderse mal. mayoría de los que vienen a nosotros cree en cierta libertad y naturalidad; pero su comprensión es lo que llamamos jinen ken gedo o  naturalidad  herética.  Jinen  ken  gedo  significa  que  no  es  necesario  ser  formalista (simplemente una especie de política de dejar hacer, dejar pasar o de descuido). Eso es la naturalidad para la mayoría. Pero esa no es la naturalidad a la que nos referimos. Es algo difícil de explicar, pero creo que la naturalidad consiste en algo así como sentirse independiente de todo, o en cierta actividad basada en la nada. La naturalidad es algo que proviene de la nada, como una semilla o una planta provienen del suelo. La semilla no tiene idea de ser cierta planta en particular, pero tiene su propia forma y está en perfecta armonía con el suelo, con el ambiente. A medida que crece, con el pasar del tiempo, expresa su naturaleza. No hay nada que exista sin forma y color. Sea lo que fuere, tiene cierta forma y color. Esa forma y ese color están en perfecta armonía con otros seres. Y no hay ningún inconveniente. Eso es lo que entendemos por naturalidad.

Para una planta o una piedra, ser natural no es problema. Mas para nosotros presenta algún problema, y muy serio por cierto. Ser natural es el producto de una elaboración. Cuando lo que hacemos proviene simplemente de la nada, nos sentimos de un modo completamente nuevo. Por ejemplo, cuando se siente apetito, comer algo es naturalidad. Uno se siente natural. Pero cuando se tienen demasiadas expectativas, comer algo no es natural. No se siente nada nuevo. No se experimenta ningún aprecio de ello.

En la verdadera práctica del zazén, sentarse es como tomar agua cuando se tiene sed. Ésa es la naturalidad. Cuando se tiene mucho sueño es muy natural dormir la siesta. Pero dormir la siesta porque se es un haragán y como si fuera un privilegio del ser humano, no es naturalidad. Uno piensa «mis amigos, todos ellos, están durmiendo la siesta; ¿por qué no yo? Si ninguno de los otros está trabajando, ¿por qué he de trabajar tanto yo? ¿Por qué ellos tienen tanto dinero y yo no?». Esto no es naturalidad. La mente se enmaraña con alguna otra idea, con la idea de otra persona, y uno no es independiente, no es uno mismo, no es natural. Aunque esté sentado en la posición de piernas cruzadas, cuando el zazén no es natural, su práctica no es verdadera. Cuando se siente sed no hay que esforzarse por tomar agua; uno siente satisfacción al tomarla. Cuando se siente alegría en el zazén, ése es el verdadero zazén. Pero aún cuando haya que hacer un esfuerzo para practicar el zazén, si lo que se siente en la práctica es algo bueno, eso es zazén. En realidad, no es cuestión de imponerse algo o no. Aunque se tenga alguna dificultad, cuando se quiere tenerla, eso es naturalidad.

Esta naturalidad es muy difícil de explicar, pero si uno puede simplemente sentarse y experimentar en la práctica la realidad de la nada, no hay necesidad de explicación alguna. Cuando proviene de la nada, cualquier cosa que se haga es natural y ésa es la verdadera actividad. En ella se tiene la verdadera alegría de la práctica, la verdadera alegría de la vida. Todo el mundo proviene de la nada momento tras momento. Momento tras momento tenemos la verdadera alegría de la vida y podemos decir shin ku myo u, «de la verdadera vacuidad surge el ser maravilloso». Shin es «verdadera», ku es «vacuidad», myo es «maravilloso», u es «ser»: de la verdadera vacuidad, el ser maravilloso.

Sin la nada no hay naturalidad, no hay ser verdadero. El ser verdadero procede de la nada, momento tras momento. La nada está siempre allí y todo procede de ella. Pero, en general, olvidándose por completo de la nada, uno se comporta como si tuviera algo. Lo que se hace se basa en alguna idea posesiva o concreta, y eso es natural. Por ejemplo, cuando se escucha una disertación no se debe tener ninguna idea de uno mismo. Cuando se escucha a alguien, no se debe tener una idea propia. Hay que olvidar lo que se tiene en la mente y limitarse  a  escuchar  lo  que  esa  persona  está  diciendo.  No tener  nada  en  la mente  es naturalidad. Así se entenderá lo que esa persona dice. Pero cuando se tiene alguna idea que comparar con lo que se está oyendo, no se escucha todo bien. La comprensión será unilateral: eso no es naturalidad. Cuando se hace algo, se debe estar absorto en la tarea. Uno debe consagrarse por entero a ella. Por lo tanto, si en la actividad no hay verdadera vacuidad, no es natural.

La mayoría insiste en alguna idea. Desde hace algún tiempo, la generación joven habla del amor. ¡Amor! ¡Amor! ¡Amor! Tienen la mente llena de amor. Y cuando estudian el Zen, si lo que digo no concuerda con la idea que ellos tienen del amor, no lo aceptan. Son muy testarudos; aunque no todos son así, los hay con una actitud sumamente inflexible.

Eso no es naturalidad en absoluto. Aunque se hable de amor y de libertad o naturalidad, no se comprenden esas cosas. Por eso no se comprende tampoco lo que es el Zen. Si lo que se desea es estudiar el Zen, hay que olvidarse de todas las ideas previas y simplemente practicar el zazén y determinar qué clase de experiencia se quiere en la práctica. Eso es naturalidad.

Hágase lo que se haga, es necesario mantener esta actitud. A veces solemos decir ñu nan shin, «mente blanda o flexible». Ñu es la sensación de lo blando. Nan es «algo que no es duro». Shin es «mente». Ñu nan shin quiere decir, pues, mente suave y natural. Cuando se posee esa mente, se tiene alegría de vivir. Cuando se pierde, se pierde todo. No se tiene nada. Aunque se piense que se tiene algo, no se tiene nada. Mas cuando todo lo que se hace emerge de la nada, entonces se tiene todo.

¿Se me comprende? Eso es lo que entendemos por naturalidad.

Mente Zen,Mente dPrincipiante

Shunryu  Suzuki

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