Refugiarse

Buda enseñó que hay un lugar muy seguro al que podemos regresar sin importar dónde estemos y en el
momento en que queramos. Ese lugar es la isla de nuestro verdadero yo. En nuestro interior hay una isla segura a la que podemos volver, donde las tormentas de la vida no nos sacuden. Una de las expresiones más citadas de Buda es
attadipa saranam, que significa refugiarse (saranam) en la isla (dipa) del yo (atta).
Al regresar a tu respiración consciente, retornas a ti mismo y entras en contacto con la isla segura que hay en tu interior. En ese lugar encuentras a tus ancestros, tu verdadero hogar y las Tres Joyas. Las Tres Joyas son Buda (el maestro que nos muestra el camino en la vida: puede tratarse de Jesús, Mahoma o quienquiera que consideres tu luz guía), el Dharma (las enseñanzas y el camino para la comprensión y el amor) y la Sangha (nuestra comunidad espiritual de amigos que nos apoya en nuestro camino).
Cuando respiramos conscientemente ya hallamos un refugio en nuestro aliento y tomamos conciencia de lo que sucede en nuestro cuerpo, nuestras sensaciones, nuestras percepciones, nuestras formaciones mentales y nuestra conciencia. En el budismo, esto recibe el nombre de los cinco
skandhas («agregados») o elementos que configuran lo que consideramos una persona.
La respiración consciente reúne los diversos aspectos de nuestro ser en uno solo. Al respirar, nuestro cuerpo,
nuestras emociones, nuestras percepciones, nuestras formaciones mentales y la conciencia entran en contacto con ese aliento, como si alzaras el tono de voz, comenzaras a entonar una canción y tu familia dejara de conversar para escucharla. La respiración calma y unifica tu cuerpo y tu
mente, y armoniza los cinco skandhas de tu ser. En ese momento, la isla de tu verdadero yo se manifiesta como un espacio seguro para los cinco skandhas.
A continuación, os presento el poema completo de esta práctica. En Plum Village le hemos puesto música y
disfrutamos recitándolo en forma de canción:

Dado que es una isla en mí mismo,
Buda es mi atención plena, brilla cerca, brilla lejos.
El Dharma es mi respiración, que guarda mi cuerpo y mi mente.
Soy libre.
Como una isla en mí mismo,
la Sangha son mis cinco skandhas que trabajan en armonía.
Cuando me refugio en mí mismo, cuando regreso a mí mismo,
soy libre.
Inspirando, espirando,
me abro como una flor,
fresco como el rocío.
Soy sólido como una montaña,
firme como la tierra.
Soy libre.
Inspirando, espirando,
soy agua que refleja lo que es real, lo que es cierto;
y siento que hay espacio en mi interior profundo.
Soy libre.

Podrás practicar con este poema en tiempos de dificultad y peligro, cuando necesites mantener la mente
despejada para saber qué hacer y qué no hacer. Por ejemplo, imagina que viajas en avión y de pronto te comunican que ha sido secuestrado. En lugar de dejarte atrapar por el pánico y
hacer algo que podría empeorar la situación, te centras en tu respiración y empiezas a practicar la primera línea de este
poema.
La presencia de la plena consciencia es la presencia de Buda que ilumina la situación para que sepas qué hacer y qué no hacer. La respiración consciente es la presencia del Dharma que guarda tu mente y tu cuerpo. Tus cinco
skandhas se refugian en Buda y el Dharma; reciben su protección y representan a la Sangha, serenos, en paz, armonizados con la realidad por medio de tu respiración. Con Buda, el Dharma y la Sangha protegiéndote no tienes nada que temer. En ese estado de calma y concentración sabrás qué acciones llevar a cabo para estabilizar la situación.
En momentos más convencionales, practicar este poema refuerza nuestra solidez, nuestra paz y felicidad. Es la práctica concreta de refugiarnos en las Tres Joyas, porque cuando la ejercitamos, las energías de Buda, el Dharma y la Sangha se nos ofrecen genuinamente. No puede haber mayor seguridad que ésa. Aun al afrontar la muerte podemos hacerlo en paz.

Thay

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