Renunciando a Nuestra Carga

Si queremos caminar en la Tierra Pura todo el tiempo, nos ayuda el renunciar a las cosas que nos mantienen apartados del presente. Nos ayuda también aprender a dejar ir lo que nos preocupa, para ponernos en cero. Cuando pensamos de cero pensamos de él como la nada. Lo vemos como algo negativo. Pero puede ser muy positivo. Si tienen una deuda que pagar, eso es negativo. Cuando la pagan, vuestro balance regresa a cero. Eso es maravilloso porque entonces están libres.

En el tiempo de Buda, había un monje llamado Baddhiya. Antes de llegar a ser un monje, él había sido gobernador de una provincia en el reino de Sakka, donde nació el Buda. Después de su iluminación, el buda regresó al  reino  de  su  nacimiento  para  visitar  a  su  familia.  Cuando  muchos jóvenes vieron la gran felicidad y libertad de Buda, ellos quisieron seguirlo. Ellos querían ser libres.

Entre ellos estaba Baddhiya. Durante los primeros tres meses de su vida monástica, él practicó con tanta diligencia, que pudo ver muchas cosas profundamente. Una noche, mientras practicaba meditación en el bosque, abrió su boca y dijo, “¡Oh mi felicidad! ¡Oh mi felicidad!”

Como gobernador, Baddhiya había dormido en habitaciones hermosas, y había estado resguardado por muchos soldados. Había comido cosas muy caras y tenido muchos sirvientes. Ahora, estaba sentado al pie de un árbol, con sólo una escudilla de mendigante y un hábito de monje.

Un monje que estaba sentado cerca de Baddhiya escuchó su exclamación. Pensó que Baddhiya se había arrepentido de perder su vida anterior como gobernador. En la mañana temprano del próximo día, el monje se dirigió a Buda y le dijo lo que había oído. El Buda llamó a Baddhiya, y en la  presencia  de  la  comunidad  entera  de  monjes,  le  dijo,  “Hermano Baddhiya, ¿es cierto que anoche durante la meditación sentada, abriste tu boca y pronunciaste las palabras: ‘¡Oh mi felicidad! ¡Oh mi felicidad!’?” Baddhiya replicó, “Sí, es cierto, Señor Buda”.

El Buda preguntó, “¿Por qué? ¿Te arrepientes de algo?”

Baddhiya respondió, “Durante la meditación sentada, recordé el tiempo en que  era  gobernador,  asistido  por  muchos  sirvientes  y  protegido  por muchos guardias. Siempre tenía temor. Temía que las personas me robaran mi riqueza. Tenía miedo de ser asesinado. Ahora, sentado al pie de un árbol y meditando, me siento tan libre. Ahora no tengo nada que perder. Disfruto profundamente cada momento, nunca he sido tan feliz como lo soy ahora. Esa es la razón por la que dije, ‘¡Oh mi felicidad! ¡Oh mi felicidad!’ Noble Maestro, si he perturbado a mis hermanos, les pido disculpa”. Sólo entonces, cada uno en la Sangha entendió que las palabras de Baddhiya eran una expresión de la felicidad verdadera.

Por favor, tomen un bolígrafo y una hoja de papel. Diríjanse al pie de un árbol o a vuestro escritorio, y hagan una lista de las cosas que pueden hacerlos felices ahora mismo: las nubes en el cielo, las flores en el jardín, los niños jugando, el hecho de que han encontrado la práctica de la consciencia o atención plena, vuestros seres queridos sentados en la habitación contigua, vuestros dos ojos en buenas condiciones. La lista es interminable. Ustedes tienen ya suficiente para ser felices ahora. Tienen suficiente para ser libres de venir e ir, de las subidas y las bajadas, y del nacimiento y la muerte. Nútranse cada día en el momento presente. Caminen en el reino de Dios.

Thay

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