Nuestra capacidad para comprender el sufrimiento puede generar en nosotros compasión y amor. La felicidad no es posible si no existe comprensión, amor y compasión. La comprensión y la compasión nacen del sufrimiento. Cuando comprendemos el sufrimiento, ya no culpamos; aceptamos, somos compasivos. Por lo tanto, el sufrimiento es útil. Si no sabemos manejar el sufrimiento, podemos ahogarnos en ese océano. Pero si sabemos cómo manejarlo, podemos aprender de él.
Tenemos tendencia a escapar del sufrimiento. En todos nosotros existe una tendencia natural a buscar placer y evitar el sufrimiento. Tenemos que enseñar a nuestra mente que, en ocasiones, el sufrimiento puede ser muy útil. Incluso podemos hablar de «la bondad del sufrimiento». Gracias al sufrimiento, empezamos a comprender. Y al comprender, podemos aceptar, podemos amar. Sin comprensión ni amor no puede haber felicidad. Por eso el sufrimiento tiene que ver con la felicidad. No deberíamos tener miedo al sufrimiento. Deberíamos ser capaces de soportarlo y examinarlo en profundidad, de abrazarlo con ternura y aprender de él. Tenemos que saber que podemos aprender del sufrimiento. La bondad del sufrimiento es real. Sin sufrimiento no puede haber felicidad. Sin barro no puede haber flores de loto. Por eso, si sabes «cómo» sufrir, el sufrimiento está bien. Y en el momento en que adoptas esa actitud, ya no sufres mucho. Además, del sufrimiento puede florecer la flor de loto de la felicidad.
Thay