Cada una de tus inspiraciones

Cuando inspiras, das unos pasos; y durante esos segundos adviertes que estás vivo, que tus piernas y pies aún son lo suficientemente fuertes para caminar (y trepar y correr). Tomas conciencia de que estar vivo y caminar por este hermoso planeta es ya un milagro. Y puedes deleitarte en él mientras caminas. Es el milagro de la concentración y el mindfulness. En todo momento puedes acariciar el prodigio de la vida y ser dichoso y feliz justo donde te encuentres.

Cuando somos capaces de reconocer las muchas condiciones de felicidad presentes en nosotros y a nuestro alrededor, nos damos cuenta de que no necesitamos buscar la felicidad en otro lugar o esperar a que llegue en un día futuro.

Esto es muy importante: saber que la felicidad es posible aquí y ahora. La plena consciencia te permite reconocer todas las condiciones para la felicidad que se dan en ti y a tu alrededor, más que suficientes para hacerte dichoso. Creo que en la Biblia y en otras escrituras sagradas se encuentra una visión idéntica.

Si sabes cómo ser feliz con las maravillas de la vida que están ahí para que las disfrutes, no necesitas agotar tu mente y tu cuerpo esforzándote cada vez más y tampoco te resulta necesario agotar este planeta comprando cada vez más cosas. La tierra pertenece a nuestros hijos. Ya hemos tomado prestadas demasiadas cosas de ella, de ellos; y tal como se están desarrollando los acontecimientos, no estamos seguros de poder devolvérselas de una forma digna. ¿Quiénes son nuestros hijos en realidad? Son nosotros, porque son nuestra propia continuación. Por lo tanto, nos hemos estado defraudando a nosotros mismos.

Buena parte de la forma de vida actual está impregnada de un expolio absurdo: cuanto más tomamos, más perdemos. Por eso es apremiante que despertemos y nos demos cuenta de que no podemos seguir actuando así. Lo que el aquí y el ahora nos ofrecen basta para alimentarnos y hacernos felices.

Solo este tipo de percepción hará que todos nosotros dejemos de practicar el comportamiento compulsivo, autodestructivo de nuestra especie.

Necesitamos un despertar colectivo. Un Buda no es suficiente. Todos debemos convertirnos en Budas para que nuestro planeta tenga una oportunidad.

Afortunadamente, tenemos el poder de despertar y rozar la iluminación a cada instante en nuestras vidas cotidianas y, sí, ajetreadas. Empecemos ahora mismo. La paz está en cada una de tus inspiraciones.
Thay

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

  • Traducir