En el momento en que despiertas, justo en ese momento, sonríe. Es una sonrisa de iluminación. Eres
consciente de que empieza un nuevo día, que la vida te ofrece veinticuatro nuevas horas para vivir y que ése es el más preciado de los regalos. Puedes recitarte el siguiente poema, en silencio o en voz alta:
Al despertarme esta mañana, sonrío.
Veinticuatro nuevas horas me aguardan.
Me comprometo a vivir plenamente cada instante
y mirar a todos los seres con los ojos de la compasión.
Tal vez te apetezca pronunciar los versos mientras permaneces en la cama con los brazos y las piernas
cómodamente relajados. Al inspirar, pronuncias la primera línea; al espirar, la segunda. Con la próxima inspiración, dices la tercera; y al espirar, la cuarta. Entonces, con una sonrisa en el rostro, te incorporas, te sientas, deslizas los pies en las zapatillas y caminas hacia el baño.
Thay