El Consorcio Sanitario de Terrassa (CST) fue pionero hace tres años al abrir una unidad de salud integrativa fruto del esfuerzo de un grupo de profesionales del centro liderados, entre otros, por la médico Cristina Abadía, que preside un comité de salud integrativa que organiza jornadas, conferencias y estudios en torno a las terapias naturales, y está inspirado en servicios similares que ya tienen hospitales como el Memorial Sloan Kettering de Nueva York. En la unidad de Terrassa se ofrecen servicios de acupuntura, de terapias energéticas (armonización y terapia de polaridad), de mindfulness y de nutrición, además de la cartera de servicios del Servicio Catalán de la Salud. Fuera de esta consulta también ofrecen reiki a pacientes ingresados.
Pero a diferencia de otros hospitales catalanes que ofrecían reiki -un tipo de terapia energética- a través de una asociación de voluntarios , aquí son profesionales del mismo centro formados en terapias naturales los que integran la unidad y lo hacen fuera de su horario laboral y de manera gratuita y voluntaria. Y siempre como un servicio complementario a los pacientes del mismo centro que provienen, sobre todo, de oncología y cuidados paliativos.
«En la carrera no me hablaron nunca de terapias energéticas»
A raíz del plan de protección de la salud frente a las pseudoteràpies que hace un año presentaron los Ministerios de Sanidad y de Ciencia, los hospitales Vall d’Hebron, Clínic e ICO-Duran y Reynals han decidido rescindir los convenios de colaboración que los unían con la Asociación de Terapeutas Reiki Cataluña, que es la entidad que hacía el voluntariado en algunos casos desde hacía más de diez años.
Veto a las terapias de reiki en hospitales públicos catalanes
El Consorcio Sanitario de Terrassa, en cambio, ofreciendo las mismas terapias energètigues, también el reiki, ya que sostiene que mientras no haya «una directriz específica por parte del ministerio o del departamento de Salud», la unidad seguirá funcionando «de la misma lo que hace tres años «. «Nadie nos ha comunicado nada oficialmente, el ministerio aún lo está evaluando y en los próximos meses tomarán una resolución», asegura Cristina Abadía, que explica que acaba de regresar de un congreso en Nueva York organizado por el Memorial Sloan Kettering donde ha presentado experiencia de la unidad que ella coordina.
Abadía, que defiende que la medicina integrativa tiene tradición en otros países, destaca que forman parte de la Sociedad Española de Medicina Integrativa, de la Sociedad Europea de Medicina Integrativa y que, gracias a la experiencia del CST que recientemente han presentado en Nueva York , España también forma parte de la Sociedad de Oncología Integrativa de Estados Unidos (SIO-Society of Integrative Oncology). «No estamos aislados», sostiene Abadía. Cuando haya un dictamen, fuentes del CST explican que tomarán una decisión: «En el momento que haya una directriz específica por parte del ministerio o del departamento de Salud, actuaremos en consecuencia».
El objetivo del plan del Ministerio de Sanidad es eliminar las pseudoteràpies de los centros sanitarios y también de las universidades. A principios de este año el ministerio presentó un informe con 72 pseudoteràpies , elaborado por la Red de Evaluación de Tecnologías y Prestaciones del Sistema Nacional de Salud, y ahora está investigando 66 técnicas más, entre las que el reiki, la acupuntura o la homeopatía. Pero aún no se ha pronunciado.
A diferencia del presidente del Colegio de Médicos de Barcelona, Jaume Padrós, que en un artículo en el diario ARA aseguraba que el reiki no tiene ninguna evidencia científica, Cristina Abadía defiende la utilidad de las terapias energéticas, incluyendo el reiki, pero aclara que se debe explicar bien al paciente que las terapias energéticas «no se sabe cómo funcionan, no tienen un efecto antitumoral, pero sí ayudan a paliar el estrés y la angustia «que derivan de los tratamientos y de la enfermedad. También explica que hay artículos que demuestran la evidencia científica de las terapias energéticas, y, de hecho, una de las condiciones que puso el hospital junto con el requisito de que las impartieran profesionales del centro es generar evidencia científica de los tratamientos que no tengan suficientes estudios detrás. Y así lo están haciendo. En el congreso en Nueva York han presentado una comunicación oral con los resultados.