“Falta” y “culpa” son palabras muy fuertes en nuestra cultura: implican ser malvados o culpables. Esta manera de concebir las situaciones nos lleva a un callejón sin salida. Si culpamos al otro, nos enfurecemos, nos indignamos y nos volvemos vengativos. Si nos culpamos a nosotros mismos, nos deprimimos y nos volvemos autodestructivos. Es imposible sanar cuando nos quedamos atrapados culpando.
Thubten Chodron