“Los humanos somos seres sociales. Venimos al mundo como resultado de las acciones de otros. Sobrevivimos en dependencia de otros. Ya sea que nos guste o no, difícilmente hay un momento en nuestras vidas en el que no nos beneficiamos de las actividades de otros. Por esta razón, no es sorprendente que mucha de nuestra felicidad surja en el contexto de nuestra relación con otros. Ni tampoco sorprende tanto que nuestra alegría más grande pueda emerger cuando estamos motivados por la preocupación del bienestar de los demás. Pero eso no es todo. Encontramos que no sólo realizar acciones altruistas trae felicidad, sino que también disminuye nuestra experiencia de sufrimiento. Aquí no estoy sugiriendo que el individuo cuyas acciones estén motivadas por el deseo de brindar felicidad a otros necesariamente vaya a enfrentarse con menos desgracias que aquel que no. La enfermedad, la vejez y los contratiempos de un tipo y otro son los mismos para todos. Pero los sufrimientos que socavan nuestra paz interna —ansiedad, frustración, decepción— son definitivamente menores. En nuestro interés por los demás, nos preocupamos menos de nosotros mismos. Cuando nos preocupamos menos de nosotros mismos, la experiencia de nuestro sufrimiento es menos intensa.”
—SS. Dalai Lama