Practica: Medita Caminando

La gente dice que caminar por el espacio o sobre el agua o el fuego es un milagro, pero según mi opinión, el verdadero milagro es caminar serenamente por la Tierra. La propia Madre Tierra es un milagro. Cada paso que damos es un milagro. Nuestros pasos atentos por este hermoso planeta nos brindan curación y felicidad. Meditar caminando es una forma maravillosa de volver al momento presente, de volver a la vida.

Cuando medites caminando, sé consciente de tus pies, de la tierra y del momento en que entran en contacto con ella. Respira con naturalidad y ajusta los pasos a la cadencia de tu respiración en lugar de hacer lo contrario. Cada vez que inspires da unos pocos pasos, y cada vez que espires da otros más. Como la exhalación suele ser más larga que la inhalación, tal vez necesites dar más pasos en ella. En determinados momentos y lugares, quizá cuando no haya demasiada gente alrededor, te resultará muy renovador caminar despacio, dando un paso con cada inhalación y otro con cada exhalación. Cada vez que inhales y exhales, di en silencio: «Inspirando», y luego, «Espirando», o «He llegado», y luego, «A casa». A cada paso que das llegas a tu verdadero hogar, el momento presente.

Si te sientes perdido, si estás en una situación caótica o te da una cierta pereza, no te preocupes, no hace falta que te esfuerces en respirar con atención o en meditar sentado o caminando. Te basta con respirar, te basta con sentarte, te basta con caminar. Sé simplemente uno con la acción. Sé el caminar sin más.

En una ocasión, en el año 2003, estaba en Corea a punto de dirigir una meditación caminando por las calles de Seúl. Habían acudido muchas personas para unirse a ella.

Pero como teníamos una masa compacta de periodistas y fotógrafos pegados hombro con hombro frente a nosotros, me fue imposible empezar a caminar. Y dije: «Querido Buda, no puedo hacerlo. Te ruego que camines tú por mí». Di un paso. Al instante se abrió un camino ante mí y pude seguir avanzando. Después de aquella experiencia, escribí los siguientes versos. Todavía los recito en silencio cuando medito caminando. Quizá a ti también te sean de ayuda.

Deja que el Buda respire.
Deja que el Buda camine.

No necesito respirar.
No necesito caminar.

El Buda está respirando.
El Buda está caminando.

Disfruto de la respiración.
Disfruto del caminar.

No hay más que respiración.
No hay más que caminar.

No existe el que respira.
No existe el que camina.

Thay

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