Ten fe en ti mismo, y recuerda la sentencia sobre la que reflexionas. Continúa examinándola; aunque tardes mucho tiempo algún día llegarás a captar su significado.
Mientras tanto, no albergues ningún sentimiento de duda, ni te des ninguna prisa en conseguir la Iluminación.
Cuando reflexiones sobre una sentencia, aunque percibas o experimentes cualquier extraordinaria maravilla o efecto sorprendente, sean los que fueren, considéralos como una fuente de confusión; mientras no dejes que tu mente vaya tras ellos, acabarán disolviéndose por sí solos. Pero si sientes, aunque sea momentáneamente, una sensación de gozo o apego, te precipitarás en el reino de la confusión. Quizá creas haber logrado el despertar, pero en realidad será todo lo contrario: tu mente se perturbará.
La Iluminación es como alguien que vuelve a su hogar: todo le resulta familiar, en ese ambiente se siente cómodo y claro, no tiene ningún pensamiento de duda o confusión. Si sientes aunque sea una pizca de duda o confusión, no hay ninguna duda de que no se trata de tu hogar. En dicho caso, olvídalo y busca en otra parte; de lo contrario, te volverás engreído y desarrollarás ideas muy particulares.
Ming-pen