El punto central de la puerta del zen

El punto central de la puerta del zen no consiste en ir de un grupo a otro; ¿por qué los
estudiantes zen necesitarían ir de un maestro a otro para descubrir el principio que los guíe
hasta la fuente?

Si ves unos cuernos al otro lado de la valla, es evidente que debes sacar una conclusión.
Si prefieres que te lo describa con palabras, es parecido al caso de un maestro de pintura que
haga un retrato de tamaño natural de un buey; al fin y al cabo, no se trata de un buey en carne
y hueso.

He oído que las enseñanzas verbales de los maestros zen sirven para orientar los
esfuerzos de la gente de hoy día: si tus esfuerzos están bien enfocados, no te preocupes en
orientarlos. Las enseñanzas verbales de los maestros zen y de los budas son prescripciones
para curar a quien tiene la mente perturbada; pero si la mente y el espíritu están bien, no
debes preocuparte en sanarlos.

Las únicas palabras que puede decirse a los poseedores de conocimiento es que se
apremien y concentren. Si no te comprendes a ti mismo con claridad, no conseguirás
trascender el nacimiento y la muerte; si no entiendes el mundo que te rodea, ¿cómo podrás
distinguir lo correcto de lo incorrecto?

Chueh-an (década de 1250)

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