Para tocar el Reino de Dios necesitan un poco de entrenamiento y un amigo— un hermano o una hermana cuya propia práctica les puede ayudar. Cuando vemos a alguien caminando conscientemente y disfrutando cada paso que da, nos motiva a regresar a nosotros mismos y a hacer lo mismo. Un recluso me escribió a Francia diciéndome que había leído mis libros y aprendido a practicar la meditación caminando en la prisión. Me dijo que siempre sube y baja las escaleras conscientemente y que disfruta cada paso que da. Desde que empezó a practicar, su vida se ha vuelto más agradable. Cuando ve a otros reclusos subiendo y bajando las escaleras a toda carrera—sin nada de estabilidad o solidez, calma o alegría—querría que pudieran aprender a meditar caminando como él porque cada paso que da le nutre y transforma. Caminen como personas libres. Caminen de tal forma que cada paso les aporte más dignidad, libertad y estabilidad, y la alegría y la compasión nacerán en sus corazones. Se darán cuenta de que otras personas no caminan así, que están poseídas por su enojo, su miedo y su desesperación. Quizá esto les motive a querer ayudarles a aprender a vivir en el momento presente, a sentarse y a caminar como lo hace una persona libre. Una persona que se sienta, camina, come y respira como persona libre puede tener un impacto en la totalidad de su entorno.
La primera vez que vine a Occidente era solo una persona. Vine para tratar de detener la destrucción de vidas humanas en mi país. Por entonces ya practicaba la consciencia plena. Dondequiera que fuese practicaba caminando y respirando de forma consciente, encarnando la práctica. Conforme iba trabando amistades aquí, más y más personas se me unieron pidiendo que se pusiera fin a las atrocidades que se estaban cometiendo en Vietnam. Hoy tengo miles y miles de amigos que practican la consciencia plena en todo el mundo. Los que practican a diario han podido transformar su vida y alimentar su compasión y su capacidad de perdonar.
Haciendo esto han podido reducir el sufrimiento de quienes les rodean.
Thay
Qué lindo!