La Mente Mono

La naturaleza de la mente es pensar. Tan natural resulta para ella pensar como lo es para los pulmones respirar o para el corazón bombear la sangre por las venas. La motivación de la meditación no es librarse de los pensamientos, sino entrenar a la mente para reclamar su capacidad natural de estar presente. La mente se puede colocar en un objeto, una experiencia, y permanecer ahí. En la primera parte, te aconsejaba que comenzaras la práctica de la meditación dirigiéndola a la respiración. En términos generales, cuando intentamos hacer eso, aunque sea solo durante unos segundos, la mente mono, como se la denomina, o la mente caballo salvaje, se va y nos lleva al otro lado del mundo o a algo que ocurrió hace una década. La razón por la que simplemente no meditamos todo el tiempo es porque no podemos, porque nuestra mente está por todas partes. La mente necesita entrenamiento. Pero no la entrenamos para que sea mejor, sino para sacar a la luz su estado despierto natural. Y el modo tradicional de hacerlo, desde el tiempo de Buda en adelante, es meditando. Volvemos a la respiración, volvemos al cuerpo, volvemos a nuestro objeto de meditación.
El otro día tuve una experiencia –fue breve, y fui consciente de ella– en la que durante cuatro segundos perdí totalmente contacto con lo que estaba haciendo. El momento en el que estaba desapareció, y me fui de paseo con mi mente vagabunda. Pensé: «¡Dios mío, qué increíble capacidad tenemos de escapar, de no estar aquí!». Nuestra mente se dedica a bailar como si  estuviese loca. Y se dedica a bailar como si estuviese loca porque la hemos entrenado durante años. Parece automática. Y cuando enseño en los grupos, siempre hay personas –personas muy inteligentes– que hacen muy buenas preguntas. Me dicen: «Tienes que probarnos esto porque, por nuestra experiencia, la mente es naturalmente discursiva, y vaga sin cesar. ¿No es así como tenemos que funcionar para vivir y crear?».
El viaje para responder esta pregunta es una de las cosas que me atrajeron hacia el Budismo. Buda dijo: «No aceptes lo que digo solo porque lo he dicho yo. Compruébalo con tu experiencia». Descubrí que eso era verdad. Se tarda un tiempo en ver que realmente puedes estar despierto y presente, y vivir tu vida de modo creativo y comprometido sin dejar que la mente vague todo el tiempo.
Cuando meditas y te das cuenta de que la mente se ha alejado de la respiración, del momento presente, lo único que tienes que hacer es traerte a ti mismo de vuelta y etiquetar todos tus pensamientos como «pensamiento».
No los rechaces. Más bien, date cuenta de ellos y vuelve a la respiración.
Cuando medites, limítate a reconocer tu conciencia del acto de pensar diciéndote a ti mismo «pensamiento». Y regresa a la respiración. Así de sencillas son las directrices.

Como Meditar. Pema Chodrom 

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