LA SENDA EN ARMONÍA

Hoy me gustaría preguntarles a todos ustedes: “¿Tienen ya certeza?¿Están seguros de su práctica de meditación?” Lo pregunto porque en estos días hay mucha gente enseñando meditación, tanto bhikkhus como laicos, y me temo que los asalten las dudas y las indecisiones. Sin embargo, si entendemos con claridad, podremos hacer que la mente esté firme y en paz.

Deberían entender el Óctuple Sendero como moralidad, concentración y sabiduría. Lograr la senda es tan simple como esto.

Nuestra práctica es hacer que esta senda se haga presente dentro de nosotros.

Cuando nos sentamos a meditar se nos dice que cerremos los ojos, que no veamos nada más, porque ahora vamos a mirar directamente a la mente. Cuando cerramos los ojos, nuestra atención se dirige hacia nuestro interior.

Establecemos nuestra atención en la respiración, lo que sentimos, la mente y los objetos mentales, tal cual son. Aquí veremos el punto exacto donde sam?dhi y los otros factores de la senda convergen en armonía.

Al estar sentados meditando, siguiendo la respiración, piensen que están sentados solos. No hay absolutamente nadie sentado a su alrededor,no hay absolutamente nada.

Desarrollen esta sensación de que están sentados solos hasta que la mente se desconecte de todo lo externo, concentrándose solamente en la respiración. Si están pensando: “esta persona está sentada ahí,esa persona está sentada allá”, no tienen paz, la mente no se vuelve hacia el interior.Simplemente pongan todo eso a un lado hasta que sientan que no hay absolutamente nadie sentado alrededor de ustedes, hasta que no haya absolutamente nada, hasta que no tengan ninguna inquietud o interés respecto a lo que los rodea.

Dejen que la respiración fluya naturalmente, no la fuercen a que sea corta o larga o lo que sea; únicamente, ahí sentados, vean cómo ocurre la inhalación y la exhalación. Cuando la mente se desprende de todas las impresiones externas –los vehículos que van pasando, otros sonidos que vienen de la calle o cosas de ese tipo no los van a perturbar. Nada, ni lo que ven ni lo que oyen, los va a perturbar, porque la mente simplemente no los recibe. Su atención estará centrada en la respiración.

Si la mente está confundida y no logran que se concentre en la respiración, aspiren muy profundo, tan profundamente como puedan, y luego exhalen hasta que no quede nada, nada. Hagan esto tres veces y entonces establezcan su atención otra vez. La mente se va a calmar.

Al volverse la mente más refinada, le pasa lo mismo a la respiración. Las sensaciones se harán más y más sutiles, el cuerpo y la mente se harán ligeros. Nuestra atención está solamente en el interior, vemos las inhalaciones y exhalaciones claramente, vemos todas las impresiones con claridad.Aquí vamos a ver la reunión de moralidad,concentración y sabiduría. A esto se le llama la senda en armonía. Cuando existe esta armonía nuestra mente estará libre de confusión, se volverá una sola. A esto es que se le llama samadhi.

Después de observar la respiración por un buen tiempo, se puede volver muy refinada; la conciencia de que estamos respirando irá gradualmente desapareciendo, dejando sola y únicamente la atención pura. La respiración puede llegar a ser tan fina que ¡desaparece! Quizás estamos “nada más sentados” como si esa respiración no estuviera sucediendo en lo absoluto. En realidad, sí está sucediendo, pero parece que no. Esto es porque la mente ha alcanzado su estado más refinado, lo único que hay es atención pura que ha ido más allá de la respiración. El conocimiento de que la respiración ha desaparecido queda establecido. ¿Qué vamos a tomar como nuestro objeto de meditación ahora? Lo único que tomamos como nuestro objeto es este conocimiento, esto es, la conciencia de que no hay respiración.

Cosas inesperadas podrían suceder entonces; a algunas personas les sucede, a otras no. Si estas cosas aparecen, debemos recibirlas de manera firme y con atención plena fortalecida. Algunas personas ven que la respiración ha desaparecido y se asustan, tienen miedo, piensan que esto les puede causar la muerte. Aquí debemos percibir la situación exactamente como es. Debemos simplemente notar que no hay respiración y tomar esto como nuestro objeto de atención.

Este, podemos decir, es el más firme y seguro samadhi: el estado de la mente es firme, no se mueve. Tal vez el cuerpo se vuelva tan ligero que pareciera que ahí no hay nadie sentado. Sentimos que estamos sentados en un lugar vacío, completamente vacío. Aunque esto pueda parecer muy inusual,deben entender que no hay nada de qué preocuparse. Cuando está firmemente establecida,la mente es así.

Cuando la mente está firmemente unificada, sin impresiones que vengan de los sentidos y la perturben, uno puede quedarse en ese estado tanto tiempo como quiera. No habrá ninguna sensación dolorosa que venga a perturbarnos. Cuando samadhi ha alcanzado este nivel, podemos dejarlo cuando queramos, pero si decidimos salirnos de este samadhi, lo hacemos de una manera muy cómoda:no estamos saliendo porque nos cansó o nos aburrió. Salimos porque ha sido suficiente, nos sentimos a gusto, no tenemos ningún problema.

Si podemos desarrollar este tipo de samadhi, entonces si nos sentamos –por ejemplo– treinta minutos o una hora, la mente estará tranquila, en calma durante muchos días. Cuando está tranquila y en calma de esta manera, la mente está limpia. Sin importar cuál sea la experiencia que estemos viviendo, la mente la va a tomar y la va a investigar. Este es el fruto de samadhi.

Moralidad tiene una función, concentración tiene otra función y sabiduría otra. Estos factores son como un ciclo. Podemos verlos a todos dentro de la mente en paz. Cuando la mente está en calma, tiene serenidad y dominio de sí misma debido a la sabiduría y a la energía que viene de la concentración. Mientras más se va calmando, más se va refinando, lo que le da a la moralidad la fuerza para incrementar su pureza. Cuando la concentración está firmemente establecida, es una ayuda para la aparición de la sabiduría. Moralidad, concentración y sabiduría se ayudan una a otra,se interrelacionan de esta manera.

Al final, la senda se vuelve una sola y funciona a todas horas.

Debemos proteger la fuerza que viene de la senda, porque esta es la fuerza que nos lleva tanto a la sabiduría como a la comprensión profunda y verdadera.

Ajahn Chah

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