El Gran Ser Avalokiteshvara fue un discípulo de Buda. Un día, cuando estaba concentrado en el curso de una meditación profunda, repentinamente vio que todo es sin un ‘yo’ separado. Viendo esto, él venció la ignorancia, que significa que venció todo su sufrimiento.
Mirando profundamente, debemos mirar también que no hay nacimiento y que no hay muerte; que no hay venir ni hay ir; que no hay ser ni no-ser; que no hay lo mismo ni lo diferente.
Si no aprendemos esta práctica, es una pérdida terrible. Podemos aprender muchas prácticas para aminorar nuestra tristeza y nuestro sufrimiento, pero ‘la crema’ de la sabiduría iluminada es el discernimiento del no-nacimiento y la no-muerte. Cuando tenemos este discernimiento ya no tendremos más temor. Entonces podemos disfrutar la herencia inmensa que nos han dejado nuestros ancestros. Debemos hacer tiempo para practicar estas enseñanzas profundas y maravillosas en nuestras vidas diarias.
«Thay»