Nudo

Contemplamos la felicidad y la infelicidad como inciertas y transitorias, y comprendemos que todos los diversos sentimientos no son duraderos y no debemos apegarnos. Vemos las cosas de esta manera porque hay sabiduría. Comprendemos que las cosas son de esta manera, de acuerdo a su propia naturaleza.

Si tenemos este tipo de entendimiento, es como agarrar un hilo de una soga que tiene un nudo. Si tiramos en la dirección correcta, el nudo se va a soltar y comenzará a desenredarse. No estará más tan tirante. Esto es similar a comprender que las cosas no siempre tienen que ser de la manera en que habían sido anteriormente. Antes, sentíamos que las cosas siempre tenían que ser de cierta manera y, de ese modo, tirábamos más y más fuerte del nudo. Esta tirantez es sufrimiento. Vivir de esa manera es muy estresante. Por lo que aflojamos el nudo un poquito y nos relajamos. ¿Por qué lo soltamos? ¡Porque está apretado! Si no nos apegamos a ello, entonces podemos soltarlo. No es una condición que siempre debe ser de esa manera. Usamos las enseñanzas sobre la transitoriedad como nuestra base. Vemos que ambas, felicidad e infelicidad, no son permanentes. Las vemos como no confiables. No hay absolutamente nada que sea permanente. Con este tipo de entendimiento, gradualmente paramos de creer en los varios estados de ánimo y sentimientos que surgen en la mente. La comprensión errónea se va a reducir en la misma medida en que paremos de creer en ello.

Eso es lo que significa “desatar los nudos”. Continúa aflojándose. El apego será desarraigado gradualmente.

Ajahn Chah

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