Tres clases de aprendizaje

El camino budista tiene su fuente en tres clases de aprendizaje: la disciplina, la concentración y la introspección. La disciplina sujeta la mente con regulaciones, la concentración ilumina la mente con la quietud, la introspección aclara la mente con la sabiduría. Si el estudiante practica la introspección sin concentración o disciplina, carecerá de dominio y se dejará llevar inútilmente por las palabras, incapaz de abandonar las repetitivas rutinas ni de liberarse del nacimiento y la muerte.

Si el estudiante practica la concentración sin disciplina o introspección, permanecerá en una vacía quietud y se sumergirá inútilmente en una oscura vacuidad, sin poder elucidar la gran enseñanza ni guiar a la gente.

Si el estudiante practica la disciplina sin concentración o sabiduría, seguirá apegándose a las cosas, vivirá inútilmente obsesionado por las normas, incapaz de unificar lo correcto y lo incorrecto y de sentir ecuanimidad hacia todos los seres.

Sin embargo, la introspección es concentración, y la concentración es disciplina: la disciplina puede producir concentración, y la concentración puede producir introspección.

La introspección, la concentración y la disciplina surgen de nuestra mente, ya que si la mente no existiera, ¿de dónde procederían la disciplina, la concentración y la introspección?

De ahí que exista sin existir, es tan vasta como el espacio cósmico: todos los mundos del universo, las plantas, árboles y bosques, los pájaros, los animales salvajes y la gente, y también los ochenta y cuatro mil problemas del mundo, no son otra cosa que esta mente.

Si la mente no está agitada, eso es la disciplina; si la mente permanece impasible, eso es la concentración; si la mente no está obnubilada, eso es la introspección.


Hsueh-yen

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