La mente natural

Se llama <verdadera naturaleza> porque nadie la creó. Chandrakirti, Entering the Middle Way Una de las primeras cosas que aprendí como budista fue que la naturaleza fundamental de la mente es tan vasta que trasciende completamente toda comprensión intelectual. No puede describirse en palabras ni reducirse a conceptos minúsculos. Esto presentaba un problema para alguien como yo, a quien le gustan las palabras y se siente cómodo con las explicaciones intelectuales. En sánscrito, el idioma en el que se registraron originalmente las enseñanzas de Buda, a la naturaleza fundamental de la mente se le llama tathagatagarbba, descripción muy sutil y complicada. Literalmente, quiere decir <<la naturaleza de aquellos que se han ido por ahí>. <<Aquellos que se han ido por ahí> son quienes han alcanzado la iluminación perfecta, en otras palabras, aquellas personas cuyas mentes han superado las limitaciones corrientes que se pueden describir en palabras. No es que esto ayude mucho, ¿verdad? Otras traducciones menos literales han interpretado la palabra tathagatagarbba como <naturaleza búdica>, <verdadera naturaleza>, <<esencia iluminada>, <mente común> e incluso <mente natural>, nada de los cual arroja una luz sobre el verdadero significado de la palabra misma. La tathagatagarbba hay que experimentarla de manera directa para poder entenderla, y esto, en el caso de la mayoría de nosotros, ocurre inicialmente en la forma de vislumbres rápidas y espontáneas. Cuando yo finalmente tuve mi primera vislumbre, me di cuenta de que todo lo que los textos budistas decían sobre ella era verdad. La mente natural o naturaleza búdica de la mayoría de las personas está oculta bajo la autoimagen limitada que ha sido creada por hábito por los patrones neuronales, y estos, en sí mismos, son simplemente un reflejo de la capacidad ilimitada de la mente de crear cualquier condición que elija. La mente natural es capaz de producir cualquier cosa, aún la ignorancia de su propia naturaleza. En otras palabras, el hecho de no reconocer la mente natural es sencillamente un ejemplo de la capacidad ilimitada de la mente de crear cualquier cosa que desee. Cada vez que sentimos miedo, tristeza, celos, deseo o cualquier otra emoción que contribuye a nuestra sensación de vulnerabilidad, debemos felicitarnos. Acabamos de experimentar la naturaleza ilimitada de la mente. Si bien la verdadera naturaleza de la mente no puede describirse directamente, eso no quiere decir que no debamos por lo menos tratar de desarrollar alguna teoría para entenderla. Incluso una comprensión limitada, es por lo menos un pilar de guía, que señala el camino hacia la experiencia directa. Buda entendió que la mejor manera de explicar las experiencias imposibles de describir en palabras era mediante historias y metáforas. En un texto, comparó la tathagatagarbba con una pepita de oro cubierta de barro y mugre. Imagínese que usted es un buscador de tesoros. Un día descubre un pedazo de metal; hace un hueco, lo saca, se lo lleva a casa y comienza a limpiarlo. Al principio, va apareciendo una esquina de la pepita, clara y resplandeciente. Gradualmente, a medida que le va quitando el barro y la mugre acumulados, el pedazo entero se revela como oro. Ahora, permítame preguntarle: ¿cuál es más valioso, el pedazo de oro enterrado en el barro o el que usted limpió? En realidad,, el valor es igual. Cualquier diferencia entre la pepita sucia y la limpia es superficial. Lo mismo puede decirse de la mente natural. El cotilleo neuronal que le impide verla completamente no cambia la naturaleza fundamental de su mente. Pensamientos como <soy feo>, <soy tonto>, o <soy aburrido> no son más que un tipo de barro biológico, que temporalmente oscurece las cualidades brillantes de la naturaleza búdica o mente natural. A veces, Buda comparaba la mente natural con el espacio. no necesariamente en el sentido en el que se entiende en la ciencia moderna, sino en el sentido poético de la profunda experiencia de apertura que se siente cuando se mira un cielo despejado o se entra en una habitación muy grande. Al igual que el espacio, la mente natural no depende de causas anteriores o de condiciones. Simplemente es; inmensurable y más allá de caracterización, el medio esencial por el que nos movemos y en relación con el cual reconocemos las distinciones entre los objetos que percibimos. […]

 

Mingyur Rinpoché
La alegría de la vida
Fragmento: Cap. 3, pp. 72-75
Ediciones Granica, Barcelona, 2008

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