LOS SEIS MANTRAS DEL HABLA AMOROSA

Cuando tengamos la impresión de que estamos solos y nadie nos apoya, podemos recordar
que es solo una percepción. No es algo cierto. Piensa en el árbol que está ahí fuera ahora
mismo. El árbol nos proporciona belleza, frescura y oxígeno para que respiremos. Este tipo de
apoyo es también una forma de amor. El aire fresco que viene de fuera, las plantas que nos
alimentan y el agua que fluye por nuestras manos cuando abrimos el grifo, todos nos apoyan.
Hay muchas maneras en las que las personas nos apoyan y nos aman sin decirnos
directamente: «te amo». Puedes conocer personas que nunca te hayan dicho «te amo», pero tú
sabes que te aprecian. Cuando fui ordenado como monje novicio, tuve un maestro que sabía
que me amaba profundamente, pero nunca me dijo «te amo». Así es como se hace
tradicionalmente. Si uno pronunciara las palabras «te amo», sería como si el carácter sagrado
de esas palabras se perdiera un poco. Algunas veces nos sentimos muy agradecidos, pero
queremos expresar nuestra gratitud con algo más que un simple «gracias». Observa las muchas
y diferentes maneras en las que las personas comunican su amor sin decirlo con palabras. Tal
vez, como el árbol, te están apoyando de otras maneras.
También es verdad que las personas que amas puede que no sepan que las amas. Algunas
veces queremos decirle a alguien lo mucho que nos importa, pero no sabemos cómo decirle a
esa persona lo que sentimos por ella.
Los Seis Mantras son seis frases que encarnan el habla amorosa y permiten a las personas
saber que somos conscientes de su presencia, que los entendemos y que nos importan. En el
budismo llamamos a estas frases «mantras». Son algo así como una fórmula mágica. Cuando
los pronuncias, puedes hacer que ocurra un milagro porque la felicidad se vuelve accesible
inmediatamente.
Como en cada práctica, comienzas poniendo atención plena en tu respiración para hacerte
consciente verdaderamente de tu presencia. Después te acercas a la otra persona con
atención plena, comprometido con la práctica de la comunicación compasiva. Quizás quieras
inhalar y exhalar. Esto te mantendrá en calma, y tu calma se transmitirá a la persona, entonces
cuando te acerques, te sentirás renovado, tendrás paz, y podrás ofrecerle todo esto.
Si quieres que el mantra funcione, primero tienes que respirar plenamente y sentirte renovado
antes de pronunciarlo. Miras a la otra persona a los ojos y repites estas frases cortas. Un
mantra puede contener tan solo cuatro palabras, pero con estas palabras puedes estar
plenamente presente para la persona que amas.

EL PRIMER MANTRA
El primer mantra es: «Estoy aquí para ti.» Éste es el mejor regalo que puedes ofrecerle a un ser
querido. Nada es más preciado que tu presencia. No importa que le compres cosas caras a
alguien, no son tan preciadas como tu verdadera presencia. Esa maravillosa presencia está
renovada, es sólida, libre y está en calma, y se lo ofreces a tus seres queridos para incrementar
su felicidad y al mismo tiempo tu propia felicidad. «Estoy aquí para ti.»
Amar a alguien significa estar ahí para esa persona. Estar ahí es un arte y una práctica. ¿Estás
ahí realmente para la persona que amas, cien por ciento? Al poner en práctica estas
habilidades de atención plena en la respiración y atención plena al caminar, puedes unir tu
mente y tu cuerpo para restablecerte y hacer que estés realmente presente en el aquí y el
ahora. Estar de esta manera es un acto de amor hacia ti mismo y hacia la otra persona.
Podemos utilizar este mantra también con nosotros mismos. Cuando te dices a ti mismo «Estoy
aquí para ti», también significa que estoy aquí para mí mismo. Mi mente regresa al hogar de mi
cuerpo y me hago consciente de que tengo un cuerpo. Así puedes practicar el amor dirigido a
ti mismo. Si eres capaz de estar presente contigo mismo, eres capaz de estarlo con la persona
que amas.
La práctica puede resultarte muy agradable. Respirar y traer tu mente al hogar de tu cuerpo
puede ser algo muy agradable de hacer. Disfrutas tu inhalación, disfrutas tu cuerpo y disfrutas
tu mente. Entonces el mantra tendrá efecto en aquellos que te rodean.
No necesitas esperar a que la práctica sea recíproca. La otra persona no necesita dar ninguna
respuesta. Cuando repites el mantra, ambos os beneficiáis. El mantra te ayuda a ti y a la otra
persona a regresar a vuestro hogar interior y compartir el momento presente. Así que el efecto
es doble.
Decimos que el amor está basado en el entendimiento. Pero, ¿cómo podemos entender a
alguien si no estamos presentes? Tu mente tiene que estar en el aquí y el ahora antes de que
puedas amar. Así que, la primera definición de amor es estar presente ahí. ¿Cómo puedes
amar si no estás ahí? Para amar tienes que estar ahí presente. El árbol que ves por la ventana
está ahí presente, apoyándote. Tú puedes estar ahí presente para ti mismo y para tus seres
queridos como lo está el árbol. La práctica de estar plenamente consciente es la base de tu
amor. No puedes amar apropiada y profundamente sin atención plena.
Aunque digas «estoy aquí para ti,» la otra persona no tiene por qué estar ahí físicamente para
que practiques el mantra. Si la otra persona está en casa o en el trabajo, puedes usar tu
teléfono. En cuanto tomes el teléfono en tus manos, inhala y exhala algunas veces para que te
haga estar presente y en calma. Cuando escuches el teléfono sonando, puedes continuar con
tu respiración plenamente consciente, cuando la otra persona conteste el teléfono, puedes
preguntar si tiene un momento. De ser así, puedes decirle únicamente: «Estoy aquí para ti». Si
has practicado la respiración consciente, al repetir el mantra se transmitirá tu calma y tu
presencia consciente.

EL SEGUNDO MANTRA
No utilices el segundo mantra hasta que hayas practicado el primero y hayas logrado estar
plenamente presente. Entonces, cuando estés realmente presente en el aquí y el ahora,
estarás en posición de reconocer la presencia de la otra persona. El segundo mantra es: «Yo sé
que estás ahí, y estoy muy feliz». Estás haciéndole saber a ese ser querido que su presencia es
importante para tu felicidad.
El segundo mantra reconoce que eres realmente consciente de la presencia de la otra persona.
Esto es crucial, porque cuando una persona te ignora, no sientes que eres amado. Puedes
sentir que la persona que amas está demasiado ocupada para darse cuenta de tu presencia.
Ese ser querido puede estar manejando el coche y pensando en todo excepto en que tú estás
sentado en el asiento de al lado. Esa persona no te presta su atención. El amor significa ser
consciente de la presencia del ser querido y reconocer esa presencia como algo muy preciado
para ti. Utilizas la energía de la atención plena para reconocer y aceptar la presencia de tu ser
querido. Abrazado por tu atención plena, la otra persona se abrirá como una flor.
«Yo sé que estás ahí, y estoy muy feliz.» El segundo mantra sirve para reafirmar que la
presencia de la otra persona es algo que te importa mucho. El segundo mantra, como el
primero, solo funciona si inhalas y exhalas antes de repetirlo. Imagina que la otra persona no
está ahí, que se ha trasladado a otro lugar o ha fallecido. Puedes sentir un gran vacío. Pero
justo ahora esa persona está viva y cerca de ti, así que eres muy afortunado. Es por eso que
tienes que practicar el segundo mantra, para recordarte a ti mismo que es un verdadero regalo
contar con la presencia de esa persona aquí y ahora.
Cuando alguien dice que te ama, pero ignora tu presencia y no pone atención al hecho de que
estás ahí, no tienes la sensación de que eres amado. Así que, cuando ames a alguien tienes que
reconocer su presencia como algo muy preciado para ti. El segundo mantra se puede practicar
todos los días, varias veces al día. «Sé que estás ahí, y me hace muy feliz.»
Al igual que el primero, puedes compartir este mantra en cualquier momento —antes del
trabajo, en la cena, por teléfono o por correo si quieres compartirlo con alguien que no tengas
la oportunidad de ver. Estos mantras suenan un poco raros al principio hasta que no te
acostumbras a ellos, pero una vez que veas los resultados todo se hará más fácil. Tanto tú
como la otra persona podéis sentiros felices inmediatamente. ¡Es más rápido que el café
instantáneo! Pero recuerda una cosa: un mantra solo puede ser practicado con éxito si sabes
cómo estar totalmente presente y permanecer con atención plena.

EL TERCER MANTRA
Mientras que los primeros dos mantras se pueden repetir varias veces al día, sin importar la
situación, el tercer mantra se utiliza cuando te das cuenta que la otra persona está sufriendo.
El tercer mantra puede ayudar inmediatamente a que la otra persona sufra menos. El tercer
mantra es: «Yo sé que estás sufriendo, y por eso estoy aquí para ti.»
Gracias a tu atención plena, sabes que algo no va bien en tu amigo o ser querido. Cuando el ser
querido está sufriendo, tu impulso puede ser querer hacer algo para repararlo, pero no
necesitas hacer mucho. Solo tienes que estar ahí presente para esa persona. Ese es el
verdadero amor. El verdadero amor se basa en la atención plena.
Gracias a tu atención plena, sabes si algo no va bien en un ser querido. Cuando te das cuenta,
quieres hacer algo para ayudarle a que sufra menos. No tienes que hacer nada más que estar
ahí plenamente presente. Cuando repites el mantra, inmediatamente tu ser querido sufrirá
menos.
Cuando sufres y tu ser querido ignora tu sufrimiento, sufres mucho más. Pero si la otra
persona es consciente de tu sufrimiento y se ofrece a estar plenamente presente contigo
durante esos momentos difíciles, de inmediato tu sufrimiento se apacigua. No se tarda mucho
en sentir alivio y calma. Así que, por favor utiliza este mantra en tu relación para ayudar a que
la otra persona sufra menos.

EL CUARTO MANTRA.
El cuarto mantra es un poco más difícil, especialmente para aquellos de nosotros que tenemos
mucho orgullo. Utiliza el cuarto mantra cuando sufras y creas que la otra persona te ha
causado este sufrimiento. Esto pasa de vez en cuando. Si es una persona que no te importa
mucho la que te dice o hace algo, quizás no sufras tanto. Pero cuando sientes que alguien que
amas te dice algo crítico o despectivo, sufres profundamente. Si sufrimos y no miramos
profundamente en nuestro sufrimiento para sentir compasión hacia nosotros mismos y la otra
persona, es posible que queramos castigar a esa persona que nos hirió porque se le ocurrió
hacernos sufrir. Cuando sufrimos, pensamos que es por culpa de la otra persona por no
apreciarnos o amarnos lo suficiente. Muchos de nosotros tenemos una tendencia natural a
querer castigar a la otra persona. Creemos que una manera de castigar a la otra persona es
mostrarle que podemos sobrevivir sin necesitarla.
Muchos de nosotros hemos cometido este error. Yo mismo he cometido este error también.
Pero aprendemos. Queremos demostrar a la otra persona que sin él o ella podemos sobrevivir
muy bien. Ésta es una manera indirecta de decir: «No te necesito.» Pero eso no es real. De
hecho, cuando sufrimos, necesitamos a los demás.
Cuando sufrimos deberíamos decir a los demás que sufrimos y que necesitamos su ayuda.
Normalmente hacemos lo contrario. No nos gusta ir y pedir ayuda. Es por eso que necesitamos
el cuarto mantra: “Estoy sufriendo, por favor ayúdame.»
Es muy simple y a la vez un poco complicado. Pero si puedes hacer por pronunciarte este
mantra a ti mismo, inmediatamente sufrirás menos. Lo garantizo. Así que, por favor escribe
esta frase en un papel del tamaño de una tarjeta de crédito y ponlo en tu cartera o bolso. Es
una fórmula mágica: «Estoy sufriendo, por favor ayúdame.»
Si no practicamos este mantra, puede que te enojes; si la otra persona se da cuenta que algo
va mal, si se da cuenta que estás sufriendo, puede tratar de reconfortarte y preguntarte:
“¿Estás sufriendo?» Cuando alguien te pregunta esto, puede que te inclines a decir: “¿Yo
sufriendo? ¿Es que tendría que estarlo?” No estás siendo sincero. Sufres profundamente, pero
quieres hacer creer que no sufres.

No estás siendo sincero porque de alguna manera quieres castigar a la otra persona. Si trata de
acercarse y poner una mano en tu hombro, quizás le apartes y digas: «Déjame solo. Puedo
sobrevivir muy bien sin ti.» Muchos de nosotros cometemos este tipo de error. Pero podemos
aprender.
Practicando este mantra haces lo contrario. Tienes que reconocer que sufres. El mantra puede
ser también un poco más largo, si se ve que es más apropiado para esa situación: «Estoy
sufriendo. Quiero que lo sepas. No entiendo por qué hiciste o dijiste aquello. Así que, por favor
explícame. Necesito tu ayuda.» Ése es el verdadero amor. Decir «No estoy sufriendo, no
necesito tu ayuda», no es el lenguaje del verdadero amor.
La próxima vez que sufras y creas que es la culpa de la otra persona y que ella es la causa de tu
sufrimiento, recuerda sacar el papel y leerlo, así sabrás exactamente qué hacer —practica el
cuarto mantra.
Según nuestra práctica en Plum Village, tienes derecho a sufrir veinticuatro horas, pero no
más. Hay un límite. El límite es veinticuatro horas y tienes que practicar el cuarto mantra antes
de la fecha límite. Tienes tu teléfono. Tienes una computadora. Estoy seguro que desde el
momento en que te dispongas a escribirlo vas a sufrir menos de inmediato. Si no estás lo
suficientemente calmado para practicar el cuarto mantra durante esas veinticuatro horas,
puedes escribirlo en un papel y dejarlo en el lugar de trabajo de la otra persona o en algún otro
lugar en el que pueda verse. Además, el mantra se puede dividir en tres frases por separado.
La primera es: «Estoy sufriendo y quiero que lo sepas.» Es decir, hacer partícipe de lo que te
pasa a alguien que no te es indiferente. Haces partícipe a la otra persona de tu felicidad, pero
también necesitas hacerle partícipe de tu sufrimiento.
La segunda frase es: «Estoy haciéndolo lo mejor que puedo.» Eso significa que, “Estoy
practicando la atención plena, y cuando me enoje no diré nada que pueda causarme daño a mí
mismo o a ti. Estoy practicando la respiración y el caminar plenamente conscientes y estoy
mirando profundamente en mi sufrimiento para encontrar las raíces de ese sufrimiento. Creo
que has causado mi sufrimiento, pero no sé si eso es totalmente cierto. Estoy buscando para
ver si mi sufrimiento viene de una percepción errónea por mi parte. Tal vez no quisiste decir
aquello. Tal vez no quisiste hacer aquello. Estoy ahora poniendo todo mi esfuerzo en practicar
mirar profundamente en mí mismo para reconocer mi enojo y abrazarlo con dulzura.”
La segunda frase es una invitación a la otra persona para hacer lo mismo, para practicar como
tú lo estás haciendo. Cuando la otra persona entiende el mensaje, puede que se dé cuenta y se
diga: «Oh, no sabía que estaba sufriendo. ¿Qué he hecho o dicho para hacer sufrir a esa
persona de esta manera?» Es una invitación para que la otra persona practique y mire
profundamente en sí mismo. Si alguno de vosotros encuentra la causa debería comunicarla
inmediatamente y disculparse por ser tan torpe y hacer que la otra persona no continúe
sufriendo.
Así que, la segunda frase es una invitación para que ambos se examinen profundamente en su
interior, para ser conscientes de lo que está pasando e investigar la causa real del sufrimiento.
Es reconocer que la otra persona es humana y está haciendo todo lo posible en ese momento,
y que nosotros estamos poniendo todo de nuestra parte también.

La tercera frase es: «Por favor, ayúdame». Esta frase reconoce que no podemos resolverlo todo
por nosotros mismos. Que nos necesitamos el uno al otro. Ésta es tal vez la parte más difícil.
LAS TRES FRASES JUNTAS SON: «ESTOY SUFRIENDO Y QUIERO QUE LO SEPAS. ESTOY
PONIENDO TODO DE MI PARTE. POR FAVOR, AYÚDAME.»

EL QUINTO MANTRA.
El quinto mantra es: «Éste es un momento feliz.» Cuando estés con alguien que te importa,
puedes usar este mantra. Esto no es autosugestión o hacerse ilusiones, porque las condiciones
que producen la felicidad están ahí. Si no estamos plenamente conscientes no las vamos a
reconocer. La función de este mantra es recordarnos a nosotros mismos y a la otra persona
que somos afortunados, que hay muchas condiciones de felicidad que están disponibles en el
aquí y el ahora. Podemos respirar sin dificultad. Nos tenemos el uno al otro. Tenemos el cielo
azul y la solidez de la tierra apoyándonos. Sentado con la otra persona, caminando juntos,
puedes pronunciar el quinto mantra y darte cuenta de lo afortunado que eres.
Ser capaz de reconocer que este momento es un momento lleno de felicidad depende de
nuestra atención plena. Estas condiciones de felicidad son más que suficientes para que ambos
seáis felices en el aquí y el ahora. Es la atención plena lo que convierte el momento presente
en un momento maravilloso. Podemos aprender con nuestra práctica cómo atraer la felicidad
al aquí y al ahora. ¿A qué estás esperando para ser feliz? ¿Por qué tenemos que esperar? Con
la atención plena puedes reconocer que es posible ser feliz en el aquí y el ahora.

EL SEXTO MANTRA
Puedes utilizar este sexto mantra cuando alguien te alabe o te critique. Puedes usarlo de igual
manera en ambos casos. El sexto mantra es: «Tienes razón en parte.»
Tengo mis debilidades, así como también tengo mis puntos fuertes. Si me alabas, no debería
ser demasiado engreído e ignorar el hecho de que también tengo desafíos a los que
enfrentarme. Cuando me criticas, no debería extraviarme con eso e ignorar las cosas positivas
que hay en mí. Cuando ves las cosas hermosas que tiene alguien, tiendes a pasar por alto las
cosas que no son tan bellas. Como seres humanos que somos, tenemos aspectos positivos y
también negativos. Así que, cuando algún ser querido se quede extasiado contigo diciéndote
que eres la misma imagen de la perfección, puedes decirle: “Tienes razón en parte. No siempre
soy así, también tengo otros aspectos negativos.” De esta manera, preservas tu humildad. No
te conviertes en víctima del engaño ilusorio del orgullo porque sabes que no eres perfecto.
Esto es muy importante. Cuando pronuncias este sexto mantra, te estás manteniendo
humilde.
Si la otra persona te critica, puedes responder: «Tienes razón en parte, porque no siempre soy
así, también tengo aspectos buenos.» Sin juzgarte mira lo que puedes mejorar. Si alguien te
juzga negativamente le respondes: «En parte tienes razón. Pero también tengo otros aspectos
positivos.» Igualmente, cuando alguien te admire, le agradeces por apreciarte tanto, pero
también le señalas que está viendo solo una parte de ti y que también tienes desafíos a los que
enfrentarte, o: «Has dicho algo que en parte tienes razón, pero también tengo muchas
debilidades que tal vez no te hayas dado cuenta todavía.» Si alguien dice: «Tienes muchas
debilidades», puedes decir: «Tienes razón en parte. Pero tengo mis puntos fuertes también.»
Puedes responderle de esta manera en silencio o decirlo amablemente. «Solo estás viendo una
parte de mí, no la totalidad. Hay otros aspectos en mí que son mucho mejores.»
Con el sexto mantra estás diciendo la verdad. No mientes y no caes en una falsa humildad. Tu
solo te lo dices a ti mismo, en voz alta o en silencio. En tu interior tienes muchas cualidades
maravillosas y muchas debilidades también, puedes aceptarlas ambas. Pero la aceptación no te
impide desarrollar tus cualidades positivas y confrontar tus debilidades.
Podemos usar el mismo método cuando nos dirigimos hacia otra persona. Podemos aceptar a
los demás como nos aceptamos a nosotros mismos. Ya sabemos que lo que están expresando
es solo una parte de ellos. Antes de juzgar y gritarle a alguien, en lugar de decirle que no valen
nada debemos mirar más profundamente. Conozco a personas que son muy sensibles.
Inclusive un pequeño comentario les hace llorar y sentirse muy infelices. Tal vez tú también
conoces personas así. Si nos aceptamos a nosotros mismos con todas nuestras debilidades,
entonces estaremos en calma. No nos juzgamos a nosotros mismos, nos aceptamos. Tengo
estas cualidades y estas debilidades, pero trataré de mejorar poco a poco, a mi ritmo. Si
puedes verte de esta manera, podrás ver a los demás también así, sin juzgarles.
Inclusive si esa persona tiene muchas debilidades, también tiene muchos talentos, muchas
cosas positivas. Nadie está carente de cualidades positivas. Así que, cuando otros te juzguen
equivocadamente, tienes que decirles que tienen razón en parte pero que no se han dado
cuenta de los otros aspectos que hay en ti. La otra persona solo ve una parte de ti, no la
totalidad, así que no tienes que sentirte infeliz en absoluto.
Podemos utilizar estos seis mantras para fortalecer relaciones cercanas. Mi amiga Elizabeth
compartió recientemente diferentes maneras en las que ha estado utilizando los mantras. Su
hermana es un año mayor que ella. Crecieron juntas y siempre han estado unidas, pero con el
pasar de los años, y especialmente cuando se convirtieron en jóvenes adultas, Elizabeth
adquirió el hábito de sermonear un poco a su hermana y decirle lo que tenía que hacer. Como
puedes imaginar, a veces su hermana tenía reacciones bruscas.
Con la práctica de la atención plena, dijo Elizabeth, se hizo más consciente de lo que decía y se
dio cuenta de la importancia de cambiar ese hábito. Cuando visitó a su hermana, ella comenzó
a practicar su versión del segundo mantra, diciendo: «Estoy muy feliz de que estés aquí.» Ella
expresó y entró en contacto con un sentido de apreciación por la presencia de su hermana en
su vida, y con el hecho de que su hermana estaba haciendo todo lo mejor que podía.
Elizabeth también utilizaba los mantras en su matrimonio. Al comienzo, cuando su esposo
decía algo que realmente la hería, inmediatamente sentía el deseo de castigarlo. En lugar de
eso, intentaba poco a poco acercarse a él y usando su versión del cuarto mantra, preguntarle:
«Me dijiste esto y realmente no lo entiendo. ¿Qué querías decirme?» Él entonces lo
comentaba, y la mayoría de las veces ella descubría que su observación no tenía nada que ver
con ella realmente. Lo que estaba sucediendo tenía que ver con otra cosa diferente. El mantra
«le abrió una puerta» para «ver lo que estaba pasando en su mundo.»
Algunas veces, Elizabeth le decía algo a su esposo y él reaccionaba bruscamente, entonces ella
también reaccionaba igual. Finalmente, en lugar de eso aprendió a practicar el tercer mantra
— “Yo sé que estás sufriendo, por eso estoy aquí para ti”— al preguntarle: “¿Fue algo que
dije? Quiero saber lo que pasó. Lo siento. Yo no quiero decir o hacer cosas que te lastimen. Si
me lo haces saber, puedo entender cómo te afectan las cosas que digo.”
También me habló de una vez en particular estando en Plum Village. Estaba en el jardín del
patio recogiendo los pétalos de rosas que comenzaban a caerse para usarlos en un té. Un
jardinero se le acercó y regañó a Elizabeth por llevarse las flores que crecían ahí en el patio
para que todos las disfrutaran. Elizabeth le dijo: «No estoy arrancando las frescas, solo las que
se están marchitando.» Pero el jardinero no se quedó conforme. Elizabeth fue a pedir consejo
a una de las monjas que sabía que podría ayudarle a entender lo que estaba pasando. La
hermana compartió con ella que últimamente algunas personas habían estado recogiendo
flores del jardín para su uso propio, y el jardinero se sentía un poco molesto con este asunto.
«Elizabeth», dijo la hermana, «solo te topaste con su sensibilidad.» Después de escuchar eso,
Elizabeth se acercó al jardinero y practicó el tercer mantra. Dijo: «Ahora entiendo la situación
mejor, y si lo prefieres así no volveré a tocar las flores del patio». El jardinero estaba a punto
de salir de viaje a Alemania y Elizabeth también practicó el primer mantra —»Estoy aquí para
ti»— al decirle que, durante su ausencia, ella regaría las rosas y podaría el rosal por él.
Otro amigo compartió recientemente que estuvo sufriendo mucho durante un retiro. Decidió
practicar el cuarto mantra —»Estoy sufriendo, por favor ayúdame»— al hacerle saber a sus
compañeros de habitación que no necesitaba hablar de nada, que solo le permitieran contar
con un poco de espacio para él mismo. Esto hizo que sus compañeros de habitación
comprendieran lo que ocurría con él, no tomarlo personalmente, aceptar que no estuviera
disponible para estar con ellos como hubieran querido. Fue muy beneficioso ver lo que
necesitaba y que pidiera ese apoyo.
Los Seis Mantras son algo que todos pueden poner en práctica en casa. Los niños pueden
hacerlo también. Con frecuencia los niños se sienten impotentes en la familia. Pero con la
atención plena, la concentración y la práctica de los Seis Mantras, tienen una herramienta. Al
repetir un mantra con amor y presencia plena, un niño puede cambiar su situación
inmediatamente, inclusive si es tensa. También les da a los padres una oportunidad de usar el
lenguaje del amor cuando se comunican con sus hijos, en lugar de uno autoritario. Esto
mantiene la comunicación viva entre padres e hijos. Cuando no hay una comunicación real en
la familia, tanto los padres como los hijos sufren. La práctica de los Seis Mantras es una
manera de utilizar el habla amorosa y la escucha atenta para mantener la puerta de la
comunicación abierta. Con este tipo de comunicación, nos entenderemos mejor los unos a los
otros y entonces nuestro amor será un amor verdadero porque estará basado en el
entendimiento.

Thich Nhat Hanh
“Being Love:
Teachings to Cultivate Awareness and Intimacy”
Fragmento: Cap. 4, Mantras of Love

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